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"La gente siente que nos estamos quedando cortos": Fernández Noroña, a días de dejar la presidencia del Senado

Hablo del golpeteo y se dijo satisfecho por su participación

CIUDAD DE MÉXICO.- A solo días de concluir su periodo como presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña hace un balance de su año en el cargo y advierte sobre la urgente necesidad de fortalecer el debate interno en MORENA para frenar la “politiquería” que amenaza la cohesión del movimiento.

Durante su gestión, que concluye en los últimos días de agosto —en línea con los acuerdos institucionales que establecen un periodo de un año para la Mesa Directiva—, se impulsaron alrededor de 21 reformas constitucionales, entre ellas una destacada en el Poder Judicial.

Este ciclo legislativo se vio marcado por episodios polémicos: su negación sobre la existencia de desapariciones forzadas, una disculpa pública realizada por un abogado agredido en la Cámara Alta, y un viaje a Francia en clase ejecutiva.

Noroña se describió satisfecho y valoró positivamente este encargo, al destacar que le permitió “mostrar talentos que [le] habían regateado”. Sin embargo, su mirada no se quedó solo en su paso por la presidencia: expresó preocupación por la falta de espacios de diálogo en MORENA, que han dado lugar a descalificaciones, filtraciones y “golpeteo soterrado”, dinámicas que describe como “politiquería que debemos erradicar” .

A su juicio, sin foros de discusión claros, las diferencias internas se fragmentan, pero con espacios de intercambio, las tensiones ideológicas pueden enfocarse hacia lo verdaderamente importante: “las cosas de fondo, de lo importante, de hacia dónde tienes que ir” . Recuerda que el antiguo PRD contaba con su Consejo Nacional como foro de debate abierto, y lamenta que en su nuevo partido —al que se afilió apenas en febrero pasado— no suceda lo mismo.

En su oficina aún como titular de la Mesa Directiva, mantiene la imagen de Claudia Sheinbaum y un libro sobre el conflicto Israel‑Palestina, lo cual simboliza su interés por temas internacionales y la concatenación de su perfil reflexivo y combativo. Asegura que durante esta etapa, logró demostrar cualidades como seriedad, profesionalismo, eficacia y compromiso.

Uno de los momentos más críticos en su presidencia fue cuando manifestantes ingresaron al salón de sesiones en protesta contra la reforma judicial: "sí entró en crisis todo. Ese fue el momento, sin exagerar, más dramático del año legislativo".

Desde su escaño, advierte que su estilo combativo, lejos de haberse domesticado, sigue siendo lo que “la gente necesita”, pues el electorado exige una profundización del cambio y siente que “nos estamos quedando cortos” .

Cuestionado sobre cuál será el legado más recordado de su presidencia, responde que no le importa si es la histórica disculpa del abogado agresor — Carlos Velázquez de León Obregón — mientras tenga el respaldo popular: “yo soy un patriota, mientras la gente me respalde, yo estoy tranquilo” .

Además, señala que, al hallarse en el centro de la comunicación gubernamental, estuvo “todo el tiempo en el centro de los golpes”, aunque afirma sentirse bien en el contacto directo con la ciudadanía.